Los contactos directos con escritores consagrados o por lo menos conocidos eran en
otros tiempos algo casi imposible. Como
mucho, los interesados por la Literatura teníamos algunas oportunidades de
oírlos en la radio o incluso verlos en
la televisión respondiendo a entrevistas más o menos intensas dependiendo del
entrevistador y del juego que diera el escritor entrevistado. Esos momentos
tenían para algunos de nosotros algo de magia, bebíamos cada una de sus
palabras con fruición, captábamos sus respuestas por todos los poros del
cuerpo, los escuchábamos con una reverencia casi idólatra… Así recuerdo yo,
siendo muy joven haber esperado con
ansiedad comparecencias en la televisión de escritores como Miguel Delibes,
Camilo José Cela, Carmen Martín Gayte…y tantos otros…pero estar frente a frente
con ellos, poder acercarnos a saludarles, preguntarles algo o pedirles que nos
firmaran un ejemplar de algunos de sus libros, era más difícil. Pasado un
tiempo, ya de mayor sí que pude asistir a algunos encuentros con escritores a
los que admiraba y disfrutarlos a corta distancia. Pero lo que entonces no
pasaba, al menos yo no lo recuerdo es que los escritores acudieran a los
colegios y los alumnos pudieran hablar con ellos en primera persona.
Sin embargo, ya hace mucho tiempo
que esta actividad que consiste en la presencia de un escritor en los centros para dialogar con los alumnos sobre algún libro en concreto o sobre lo que
ellos le quieran plantear, es bastante habitual : La semana pasada,
concretamente el día 9 de Enero, como si quisiéramos celebrar el comienzo del segundo trimestre,
teníamos concertada la presencia en nuestro colegio del escritor Alfredo Gómez
Cerdá. Los alumnos de 4º de la ESO
habían leído uno de sus últimos libros “El rostro de la sombra” y acudieron al
Salón de actos para hablar con él sobre el libro leído u otros temas
relacionados también con la literatura y el proceso de escribir. La sesión duró
alrededor de una hora en la que bastantes chavales le preguntaron a Gómez Cerdá
aspectos concretos de “El rostro de la sombra”. Muchos fueron los que le
pidieron que les contara el final del libro porque quedaba , en su
opinión, demasiado abierto para su
gusto, otros preguntaron cómo se le había ocurrido el argumento, por qué
escribía, quiénes eran sus autores favoritos…muchas preguntas a las que Gómez
Cerdá fue respondiendo con calma, sencillez, claridad, sentido del humor y cercanía. Los alumnos estuvieron atentos e
interesados. Cuando se les preguntó por la actividad las respuestas fueron del
tipo “entretenida y divertida; el escritor tenía humor”, “bien, porque el
escritor fue cercano, simpático y estuvo gracioso” “agradable; ha sido
interesante poder hablar con un autor para saber cómo es su vida””interesante exposición
la que nos hizo Alfredo ya que todos pensábamos que iba a ser aburrido”(genial)…
De esta índole son la mayoría de las respuestas aunque también hay algunas negativas
pero muy escasas.
Por mi parte quiero aprovechar la
oportunidad que me ofrece el blog del Plan de lectura del colegio para
agradecer varias cosas:
- En primer lugar, la posibilidad de acercar a nuestros alumnos al propio escritor, que es algo que por propia experiencia, al menos algunos chicos recordarán durante mucho tiempo y los “forofos “ de la literatura (que los hay,) siempre.
- En segundo lugar y mucho más importante, quiero agradecer a Gómez Cerdá que haya abordado de una forma tan cercana a la gente joven, uno de los temas tratados hoy en día con menos acierto (por decirlo suavemente): me refiero al tema de la culpa. Hemos pasado de una sociedad en la que se nos culpabilizaba por todo (lo cual resultaba angustioso) a una sociedad en la que nadie es culpable de nada, la responsabilidad y la culpa han desaparecido de nuestros valores y eso puede tener consecuencias terribles. Es esta falta de caer en la cuenta de las consecuencias que tienen nuestros actos el principal problema abordado por el escritor en “El rostro de la sombra” y es el hecho de situar a nuestros chavales brutalmente ante esas consecuencias lo que yo agradezco, pues como adultos sabemos que necesitamos enfrentarnos a los hechos para pensar y decidir cuál debe ser nuestra reacción.
En la antigua Grecia, los abundantes
espectáculos teatrales servían precisamente para educar al pueblo colocándolo
frente al espejo en el que se veían reflejados y así poder elegir comportamientos
personales a través de la reflexión propiciada por el argumento de la obra.
Así, como en el mundo clásico, los libros y éste en concreto cumplen una
labor importantísima cuando sirven para hacernos pensar y nos “educan” también
en el sentido clásico de “conducen”.
En definitiva, la experiencia, en
mi opinión ha merecido la pena por todos los motivos expuestos arriba y muchos otros
que me he dejado en el tintero para no alargarme todavía más. Muchas gracias
Loli
(Actualización del 17 de abril de 2013: El rostro de la sombra acaba de ser galardonado con el Premio Hache de literatura juvenil. En la revista online El Templo de las Mil Puertas podéis acceder a más información. ¡Muchas felicidades, Alfredo!)
(Actualización del 17 de abril de 2013: El rostro de la sombra acaba de ser galardonado con el Premio Hache de literatura juvenil. En la revista online El Templo de las Mil Puertas podéis acceder a más información. ¡Muchas felicidades, Alfredo!)
Qué oportuno que nos expongas lo afortunados que son los alumnos de hoy en día por poder compartir un encuentro con escritores de larga trayectoria, y qué necesaria tu reflexión en torno a la responsabilidad por los propios actos. Muchas Gracias, Loli.
ResponderEliminarLa experiencia con el autor y su libro sirven de inspiración para tratar con nuestros chavales el tema de la responsabilidad y las repercusiones que sus acciones pueden acarrear. Eskerrik asko.
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